sábado, 17 de enero de 2015

Bacaicoa 1548 insultos y cedebonis

Íñigo de Vicuña en pleito criminal contra Catalina, mesonera de Bacaicoa.
Íñigo de Vicuña, soldado de la Compañía del Capitán Juan de Prada (o Andrés Prada), decía ser de Segura, y que casado vivía en Bacaicoa desde el año 1545, donde atendía la Tabla. El incidente que da lugar al pleito ocurrió hacia el mes de septiembre del año 1548.
Recibe la información acerca de los supuestos insultos el notario de Echarri Aranaz, Miguel Périz de Berástegui el 2 de noviembre de 1548:
Martín Aguado, de Echarri Aranaz, de 60 años, había ido ese día a Bacaicoa y después de haber estado un rato en la iglesia, en sus devociones, al salir se encontró con las airadas voces de ambos: de Vicuña y de Catalina.
María Ochoa, de Bacaicoa, de 55 años, oyó que mutuamente se decían palabras fuertes; Catalina le llamaba “Don Vellaco, la creatura, que tube y parí, la hize y la tube de mejor hombre
que tu eres”, y que sentía no haberle dicho más cosas, “que hera hombre que abía echo cedebonys”; además en la Plaza de Bacaicoa le dijo: “Vos ombre de bien en días pasados bien me avéis seguido con pensar que me abiays de alcançar, y aver, pero asta agora no me avéis alcançado, ny conmigo pasareis vuestros deseos, pero que sería lo que vos a mí me pensareis azer mi marido si le hiziese a vuestra muger esas formales palabras que le oyó decir a la dicha Catelina.”
            Catalina Zubiría, de 40 años, casada con Ochoa de Yarza de 45, presenció la riña aquel domingo, a la salida de la iglesia; y oyó que le decía a Vicuña: “Don Vellaco çafio, de mejor hombre, y de más honrado que de vos tube la creatura, que es un escribano, y que ella por muger hera más honrada que él por hombre”; y añadía después Catalina la mesonera, “cómo el dicho Vicuña le requirió de amores”; y la testigo “tiene al dicho Vicuña por ombre de plaça”; “y esta que depone a la dicha Catalina le tiene por mujer muy honrada, pero el dicho Vicuña, por ser como es ombre, es en más tenido que la dicha Catalina.”
            Con estos testimonios se manda que Catalina, mujer de Joanes de Bacaicoa, se presente en Pamplona el 9 de noviembre de 1548, donde obtiene libertad con fianza de 50 ducados; su fiador fue Domingo Elgueta(1), mesonero en Pamplona.
            Íñigo Vicuña dice: “en pública plaça del dicho lugar, ante todo el pueblo, me llamó bellaco, çafio y ruyn hombre, que había hecho cedebonis y que era ella mejor para mujer que yo para hombre, y no contenta dello por dar ocasión que su marido me matase en presencia del se dexó decir que yo la había requerido de amores y que tubiese acceso carnal conmigo y preguntádole su marido si fue después de casada, le respondió que sí, siendo todo ello falso”.
            La mesonera contestó que Vicuña le había dicho en público “puerca, suzia, bellaca y otras palabras semejantes a estas muy feas y denigrantes”.  
            “Por las preguntas siguientes serán preguntados los testigos que fueren presentados y examinados por Miguel Périz de Verástegui, notario y comisario, por los Señores Alcaldes de la Corte Mayor, diputado a instancia y quexo de Iniguo de Vicunya soldado contra Catalina la Mesonera, vezina de Vacaycua y en desculpa de lo por ella, contra el dicho Iniguo ante de agora, alleguado y quexado.

            1.º Primeramente que saben, cren o han oydo dezir que el dicho Iniguo de Vicunya soldado ha sido y es hombre honrado e hijo de algo de su origen y dependencia y hombre casado, pacífico y de buena vida, fama y conversación, por tal conoscido y reputado a menos que aya hecho mal a nadi ni cosa fea ni de bellaco, como ello es público y notorio en la villa de Vacaycua y en todo el Valle de Burunda.... COMPLETO EN PDF

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